¡Hola, hola, carambola!

¿Cómo te está recibiendo el 2025? Espero que bien. A mí, la verdad, me agrada, de momento. Aunque el año ofrece muchas oportunidades para torcerse, los primeros días no han conseguido desencantarme. Y eso, en el mundo en el que vivimos, quizá no sea poco.

Si estás suscrito a mi boletín, te habrás enterado de que tengo a mi padre pasando las fiestas en casa. Vino desde México, después de un periodo muy largo en el que casi no nos hablamos, tras el fallecimiento de mi madre. Hasta ahora, aunque las cosas no han cambiado radicalmente, nuestra relación es cordial, hemos podido compartir unas fiestas agradables y ayer, para celebrar su cumpleaños 63, fuimos a dar un paseo en el bus turístico de Barcelona y después a comer una fabada asturiana y unos callos a la madrileña. Estaba todo tan bueno que me lo zampé con un tenedor nuevo que aún tenía la etiqueta de IKEA pegada en el trinchete y yo, ni cuenta me di hasta que el plato se había terminado. 😂

También hemos pasado unos días en casa de mis suegros. Los hemos podido visitar después de que ellos vinieron a Barcelona el verano del 2023. Ya les echábamos mucho de menos. Mi marido habla con ellos todos los días, especialmente con mi suegra, pero no es igual tenerse frente a frente. Compartimos la Nochevieja con ellos; mi papá venía, por supuesto. Era la tercera vez que "los padres" se reunían. Por primera vez se sintió un poco menos extraño que las primeras dos veces. Esto es lo que tiene ser extranjero. La convivencia entre mi familia y la de mi marido es complicada y muy poco frecuente. De modo que pasamos unos días en paz y alegres por el simple hecho de estar reunidos.

Este año me recibe con nuevos retos que me llenan de entusiasmo, tras acabar mi última novela. Estuve trabajando en ella desde 2016. Me entregué de lleno en 2020 y hasta mediados de 2023. Es un libro "progre, y demasiado persignado para ser progre", diría un facha. A mí me sigue pareciendo un novelón, ¿qué quieres que te diga? ¿Qué otra cosa voy a decir, si es mi novela?

Entre más experiencia acumulo, mejor siento que escribo. Y, quien la ha leído, siempre profesionales del campo literario, ha hecho comentarios positivos y hasta elogios. Pero los caprichos del mercado editorial mantienen inédita la obra, y yo, tras el fallecimiento de mi mamá, no he sido capaz de volverme a enfrascar en la escritura de otra novela. Sé que tengo que escribir al respecto. Por eso no he podido ponerme, hasta ahora.

2025 será el año en que me enfrasque en una nueva aventura creativa. Aún sé muy poco sobre la nueva novela que escribo, pero al menos ya empiezo a aterrizar ideas y me he comprometido conmigo mismo y con el proyecto, dejándome ayudar por un profesional en el que confío. Ah, porque también los entrenadores literarios necesitamos entrenador. 🤓 No sé, quizá a lo largo del año te cuente más al respecto, dependerá de qué tantos progresos consiga hacer. De momento, tener el reto como horizonte para comenzar el año, me entusiasma.

Otro gran reto es el de convertirme en actor. ¡Sí! Leíste bien. El año pasado empecé a estudiar un máster en Interpretación Dramática, que no es otra cosa que actuación. Siempre había querido hacerlo, desde que era un niño. Pero no me lo había permitido, hasta ahora. Será la crisis de la mediana edad, o será que me he vuelto una persona lo suficientemente valiente como para que me importe poco el qué dirán, el miedo al fracaso o al ridículo. La vida es demasiado corta y habiendo cumplido 39 años en 2024, decidí que no dejaría pasar un año más sin permitirme estudiar actuación y darme la oportunidad de descubirme a mí mismo desempeñando esa disciplina.

¿Me voy a dedicar profesionalmente a la actuación? Probablemente no. Pero no me cierro a que eso suceda. Por algo elegí estudiar en una escuela de cine, cuyo prestigio en Barcelona es bueno. De momento, lo único que sé es que me encanta lo que aprendo, me fascina volverme a sentir atrapado por la magia de lo desconocido, por el reto de alcanzar una nueva meta, una que se había mantenido viva en un rinconcito de mi corazón. Ya veremos lo que pasa después. Pero si mi vida terminara pronto (toco madera), al menos no voy a pensar en los últimos minutos de mi existencia: ¡Mierda! Debí estudiar actuación. Debía al menos intentarlo.

Así me va a mí, de momento. ¿Cómo te ha recibido a ti el año? Cuéntame el chisme a vuelta de correo. Me encantará leerte. Siempre respondo.

¡Ah! Y que no se me olvide...

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Saludos,

Israel Pintor.